El canal educativo de la Universidad de San Martín de Porres en Perú fue una propuesta disruptiva que llamó poderosamente la atención del Ministerio de Educación, en su afán de buscar soluciones frente a la pandemia que, en marzo de 2020, había provocado el cierre de las escuelas y el confinamiento de miles de estudiantes peruanos. En este documento, usted encontrará todos los procesos, obstáculos y aciertos para poner en marcha el proyecto de educar a través de la televisión, así como el liderazgo asertivo del Dr. José Antonio Chang Escobedo, creador de este proyecto que nace en el año 2011, y la gestión de la Lic. Ana Romero que, como gerente general, ha contribuido al desarrollo del proyecto y a darle continuidad en el tiempo.

Comprender la grave crisis de la educación en el Perú requiere no solo del estudio de los hechos históricos que la originaron, sino, además del estudio de sus indicadores estadísticos que, enfáticamente, exhortan a la reflexión y a la búsqueda de soluciones que se apoyen en la ciencia, la tecnología y la innovación.
El informe PISA del año 2009, a pesar de mostrar al Perú como el país que más había mejorado en el período 2000 – 2009, nos ubicaba aún en los últimos lugares, reiteró la urgente necesidad de realizar cambios en la política educativa, en especial en el medio rural, para poder elevar el nivel en el que nos encontrábamos. Ante este panorama tan desolador y deprimente, la alta dirección de la Universidad de San Martín de Porres, conciente de su responsabilidad y compromiso con la sociedad, se propuso como objetivo crear el primer canal educativo del Perú, cuya primera tarea sería la de producir y emitir programas educativos conforme al currículo escolar del Ministerio de Educación, empezando con los correspondientes a los últimos años de educación secundaria. De esta manera, se comienza a idear nuevas propuestas y metodologías que habríamos de aplicar para crear una propuesta única en televisión en beneficio de los escolares del país. Asimismo, se tuvo en cuenta a las generaciones nacidas en plena revolución digital para quienes era necesario diseñar nuevas fórmulas que optimicen su aprendizaje basadas en las plataformas de TIC, consideradas como las herramientas del desarrollo para el siglo XXI.
Los nuevos métodos educativos ya no se basan únicamente en una educación presencial, sino también en otras modalidades como es la educación semipresencial, donde una parte de las lecciones se imparte en clase y la otra el alumno lo busca en línea, permitiéndole decidir en qué momento le parece mejor conectarse mediante la red de internet. A este método se le denomina el B-Learning (Blended Learning o aprendizaje semipresencial). Este método es práctico cuando los diversos medios digitales están al alcance; pero si se trata de escuelas lejanas, el M-Learning (Movil Learning o apendizaje móvil) resulta siendo lo más recomendable de aplicar, utilizando tabletas con facilidades táctiles y adaptadas a la educación, pues deben contener necesariamente la información educativa. Sin embargo, ambos métodos no podrán ser exitosos si los docentes no se involucran de principio a fin con estas nuevas estrategias.
En la década de 2010 el mundo todavía seguía marcado por la crisis económica iniciada en el 2008; sin embargo, esto no impidió que la masificación del uso del internet continuara como nunca debido a los avances tecnológicos en el procesamiento de datos y el despliegue de la banda ancha. También cobraron un nuevo impulso las redes sociales y las páginas multimedia, debido a los nuevos dispositivos de redes inalámbricas, computación en la nube y telefonía móvil, que en los modernos smartphones cambiaron la vida social de las personas. Se empezaron a utilizar masivamente los drones (militares y civiles), así como las impresoras 3D. El aumento en la conectividad de Internet, tanto en cantidad como en calidad, facilitó a las personas la creación y difusión de sus propios contenidos informativos. Los operadores de streaming empezaron a ganar mayor audiencia convirtiéndose en una amenaza comercial para las salas de cine y las ventas de música digital llegaron a superar las ventas del CD convencional.
Así pues, los avances tecnológicos en las comunicaciones se perfilaban cada vez más como uno de los mejores aliados en la carrera por el progreso y el desarrollo de los pueblos. Las grandes industrias y compañías transnacionales, como también los gobiernos de las potencias mundiales invirtieron enormes sumas de dinero para modernizar sus infraestructuras y sus servicios gracias a estas nuevas tecnologías. Entonces era de esperarse que la educación en estos países corriera la misma suerte.
Las bases de la educación a distancia nacieron hace más de un siglo y en esencia (salvo por el uso de distintas tecnologías) sigue siendo la misma y la Universidad de San Martín de Porres del Perú viene aplicando desde hace más de 20 años; aunque para estar en mejor sintonía con la terminología y tendencia actual, propia de este campo, se debería decir “educación online”.
En sus inicios la educación a distancia era por correspondencia. En la década de 1850 se empezaron dictar clases de lengua en Berlín (Alemania), aunque alcanzó su apogeo en 1873 cuando se estableció la “Society to Encourage Studies at Home” en Boston (EE.UU.). Esta organización llegó a tener más de diez mil estudiantes en sus 24 años de vida institucional. Los estudiantes, la mayoría mujeres, se comunicaban mesualmente con sus profesores e intercambiaban lecturas guiadas y evaluaciones. Pocos años más tarde comenzaron los estudios universitarios por correspondencia a través de la Illinois Wesleyan que ofrecía licenciaturas, maestrías y doctorados. Francia creó el “Centre National d´Enseignement par correspondence”, que, aunque inicialmente estaba destinado a la educación de niños, terminó convirtiéndose en una organización de enseñanza para adultos.
Con los avances en la electrónica, la educación a distancia en Europa cobró un nuevo auge. Se incorporaron, por ejemplo, las grabaciones de audio tanto para la enseñanza de los ciegos como de idiomas para todos los estudiantes. Se usaban equipos de radio transmisión y electrónica en asignaturas con prácticas presenciales de laboratorio. A inicios de 1930, la Universidad de Iowa y el Kansas State College (EE. UU.) iniciaron programas de enseñanza por televisión de manera experimental. A pesar de todas estas innovaciones, la educación a distancia fue acogida por pocas universidades públicas por lo que buen tiempo estuvo en manos en su mayoría en instituciones privadas.

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